Si tocase preguntar a personas jóvenes si conocieron la “Caraquita”, quizás le dirían que no, pues más o menos hace algún tiempo que en nuestro país se han creado y oficializado diversos sorteos de loterías que fueron relegando al sorteo con sede en Venezuela hasta su extinción, pues se encontró un mecanismo de captar impuestos haciéndolos nativos.
La Caraquita era un sorteo de lotería que era escuchado a través de la Amplitud Modulada (AM) en los radios locales y que las personas realizaban sus jugadas en múltiples puntos en el país, con el detalle que la misma se consideraba ilegal y era perseguida por las autoridades.
Alexis Alcantara recuerda que, en el sector de Villa Valdez, de San Cristóbal (donde residía de niño) las redadas a los denominados riferos eran muy recurrentes y tenían casi siempre los mismos protagonistas.
Los que vienen del interior recuerdan cada vez que personas conocidas, especialmente pequeños comerciantes, eran arrestadas por tener puntos de ventas de los números de esos sorteos. Estos tenían mucho cuidado de no equivocarse con los números ganadores, pues en Venezuela había otras loterías que se transmitían a la misma hora (Zulia y Táchira) y se debía tener las coordenadas exactas en el dial del radio receptor.
Alexis recuerda que el sorteo se realizaba a las 9 pm todos los días, y todos aquellos que tenían radios con buena recepción sintonizaban a esa hora para enterarse si sus números habían salido.
Cada jugada era de 25 centavos y si salía en 1ra bola se sacaban RD$ 15.00, si era en 2da bola se sacaban RD$ 3.00 y finalmente si era en 3ra bola se sacaban RD$ 1.00.
Ya luego llegaron los Palés, pero eso es otra historia. Lo que si quisiéramos dejar como enseñanza en este artículo es que las rifas de Loterías han estado presentes desde hace muchos años y ante la proliferación de varios sorteos cada día, duele ver cómo la gente arriesga lo poco que tiene buscando un golpe de suerte que les cambie la vida o que por lo menos aparezca el efectivo para una necesidad.
No cabe dudas que apostar es un tema personal, y que la gente es libre de hacer lo que quiera con su dinero, pero al no existir como cultura obligada el ahorro, pues siempre estaremos a la espera de un azar favorable que a veces se dilata y que muchas veces nunca llega.
Lo lamentable es que en la cultura popular no se promuevan acciones de planificación económica para las personas, que se promueva el ahorro para alcanzar algunas metas de vida y que por el contrario apostemos al azar como mecanismo de ganar o perder, que en definitiva afecta a la mayoría que lo hace o se arriesga.
Hemos dejado que el poder de lo consuetudinario se imponga sobre la educación programada y adoptado una actitud de dejar que corran las cosas hasta que choquen o se desgasten, aunque algunas son como bolas de nieves que como la desesperación siempre será mayor si no se le presta atención.
JPM