Las relaciones entre República Dominicana y Venezuela han sido un vaivén de tensiones y desacuerdos durante más de seis décadas, marcadas por conflictos diplomáticos y la retirada de representantes en múltiples ocasiones. Recientemente, la situación dio un nuevo giro cuando el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con el país caribeño.
Antes de este anuncio, la relación entre ambos países se encontraba en un punto crítico, caracterizada por la ausencia de embajadores y un ambiente “frío”. Esta situación se originó tras la decisión del gobierno dominicano de no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales de Maduro en 2018, lo que provocó un deterioro significativo en las interacciones bilaterales.
El político y diplomático Jatzel Román recordó que la negativa de República Dominicana a aceptar la victoria de Maduro ha sido un factor determinante en la caída de las relaciones entre ambas naciones. Desde aquel entonces, la representación dominicana en Venezuela se ha mantenido a nivel de “encargo de negocios”, una situación similar a la que enfrenta Venezuela en República Dominicana, donde aún operan consulados para atender a sus ciudadanos.
La ruptura de relaciones anunciada por Maduro no solo implica un aumento en la tensión política, sino que también afecta a los dominicanos y venezolanos residentes en cada país, quienes dependen de los consulados para diversos trámites. Este nuevo capítulo en la historia de las relaciones diplomáticas entre las dos naciones abre la puerta a interrogantes sobre el futuro de la colaboración y el entendimiento en la región.
