En la calle Francisco Moreno, esquina con la avenida Sarasota, la situación se ha vuelto insostenible para los residentes. Las aceras, que deberían ser espacios para peatones, se han transformado en parqueos privados, ocupadas por vehículos de los feligreses del Centro Cristiano Soplo de Vida, una iglesia evangélica que ha tomado el control de la zona. Con letreros que advierten sobre el uso exclusivo, los espacios reservados para “invitados” impiden el paso de quienes transitan a pie.
Durante los días de culto, la estrecha calle se convierte en un caos. Hombres uniformados dirigen el tráfico y estacionan las yipetas de los asistentes, extendiendo la ocupación a calles aledañas, lo que genera un serio problema para los residentes de edificios cercanos. La situación se agrava al bloquear las entradas de los condominios, obligando a los conductores a invadir el carril contrario, poniendo en riesgo la seguridad vial.
Mientras tanto, las autoridades parecen hacer la vista gorda. Se rumorea que el Ayuntamiento del Distrito Nacional ha autorizado a la iglesia a ocupar las aceras a cambio de un pago mensual, una decisión que ha generado el descontento entre los vecinos. A pesar de las quejas, ningún organismo se ha atrevido a intervenir.
Yesenia Then, la pastora y líder del Centro Cristiano, ha llevado su emprendimiento religioso a un nuevo nivel. Fundada en 2015, la iglesia ha crecido rápidamente, expandiéndose a un local considerablemente más grande que el original. Yesenia, conocida por su estilo de vida glamoroso y su presencia en redes sociales, se ha convertido en un referente no solo religioso, sino también empresarial, generando críticas sobre su mensaje espiritual frente a su éxito comercial.
Los recientes eventos celebrados por la iglesia han exacerbado el descontento en la comunidad. Los vecinos temen que la congestión se convierta en algo habitual, mientras el tráfico colapsa a su alrededor. Con el apoyo del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), se garantizó el flujo para los feligreses, pero a expensas de la comodidad de los residentes.
Este escenario plantea una pregunta esencial: ¿Hasta cuándo se permitirá que intereses privados invadan el espacio público, dejando a los ciudadanos en una situación de abandono y desamparo? La situación en la calle Francisco Moreno es un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchas comunidades en la República Dominicana.