La Casa Blanca de Joe y Jill Biden transmite una imagen de normalidad muy cuidada que rompe con el estilo del mandato de Donald Trump. Misa dominical, un columpio y un perro son algunas de las novedades de los nuevos inquilinos.
Estos son cinco ejemplos que pueden parecer anecdóticos pero no lo son.
– Perros y gatos –
Donald Trump no tenía perro, algo inaudito para un presidente estadounidense en la historia reciente.
Joe y Jill Biden están rodeados de pastores alemanes. La muerte del viejo Champ, en junio pasado, mereció un comunicado de prensa.
Major, adoptado en un refugio, no fue capaz de adaptarse y fue enviado a un lugar más tranquilo después de que mordiera a dos empleados.
Ahora es Commander, un joven pastor alemán de largas orejas, el que retoza en los jardines del número 1600 de la Avenida de Pennsylvania.
Es probable que pronto tenga que compartir el espacio con un gato.
– Un columpio –
Los vástagos de Trump ocupaban puestos estratégicos. Pero el clan Biden tiene un columpio bajo las ventanas del despacho Oval y calcetines colgando de la chimenea en Navidad. Porque Joe Biden, junto a su esposa, desempeñan el papel de abuelos tranquilos.
Los fines de semana, su predecesor iba a jugar al golf, con frecuencia a Florida, pero él prefiere hacerlo en un entorno menos llamativo y en cuanto puede se escapa a la casa familiar de Delaware, donde se rodea de su clan, sobre todo de sus nietos.
Ivanka Trump y su marido Jared Kushner estuvieron omnipresentes durante el mandato de Donald Trump, pero los hijos de Joe Biden, Ashley y Hunter, son mucho más discretos.
Aunque Hunter Biden suscita cierto interés debido a su pasado de adicciones detallado en un libro, su reconversión como pintor y acusaciones de corrupción.
– Religión –
Donald Trump, pese a contar con el respaldo de personalidades evangélicas, prácticamente no era religioso practicante. Al contrario de Joe Biden, quien va a misa casi todos los domingos, esté donde esté.
Este ferviente católico afirma que la fe le ayudó a superar la muerte de su hijo mayor Beau, fallecido de cáncer en 2015, y la de su primera esposa y su hija en 1972.
El demócrata reservó una de sus entrevistas más largas como presidente para el Papa. No estuvo exenta de temas políticos, puesto que Joe Biden apoya el derecho al aborto, para gran pesar de los obispos estadounidenses.
– Prensa –
La sesión informativa diaria de la Casa Blanca corre a cargo normalmente de su portavoz, Jen Psaki. Cada día, durante una hora, responde y, a veces, esquiva con amabilidad todo tipo de preguntas.
Incluso cuando habla con el corresponsal de la cadena conservadora Fox News da la sensación de no salirse de la pauta marcada.
Bajo Donald Trump, esta sesión había caído en el olvido. Pero el presidente republicano, reacio a la prensa, hablaba mucho con los periodistas.
Joe Biden se contenta con responder, de forma concisa, a una o dos preguntas antes de subirse al Air Force One o al final de un discurso.
Según la Universidad de California-Santa Bárbara, el demócrata ha dado nueve ruedas de prensa (y hay una prevista para este miércoles), frente a las 22 de Donald Trump durante su primer año de mandato.
Concedió 22 entrevistas, frente a las 92 de su predecesor.
– Salud –
Donald Trump estaba obsesionado con los gérmenes.
A día de hoy se desconoce si estuvo grave cuando contrajo el covid-19. Llegó a dictar una carta a su médico en diciembre de 2015 asegurando que sería la “persona más sana jamás elegida presidente”.
Joe Biden tiene 79 años, lo que lo convierte en el presidente de más edad elegido en Estados Unidos. Ha prometido transparencia.
En noviembre se sometió a una colonoscopia bajo anestesia, durante la cual la vicepresidenta Kamala Harris estuvo al mando durante un paréntesis histórico de una hora y 25 minutos.
Acto seguido, su médico emitió un comunicado detallado en el que afirma que goza de “buena salud”, a pesar de una tos frecuente y cierta rigidez al andar, atribuidos a dolencias que no son graves.
lrod
y cuantas mentiras